El Principito


Por favor, píntame un cordero.” ¿sabéis, quien lo dice?
Esta es la caja. El cordero que tu quieres esta dentro.” ¿todavía no?
Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos



Sí, lo habéis reconocido: es El Principito (Le Petit Prince) de Antoine de Saint Exupery dedicado a Leon Werth. Antes de tratar el personaje, queremos transcribir la dedicatoria pues nos parece significativa en cuanto muestra como el libro se propone llegar a todos los corazones, tanto de pequeños como de adultos. Dice:


Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una disculpa muy seria: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra disculpa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Y aún tengo una tercera disculpa: esta persona mayor vive en Francia donde pasa hambre y frio. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no bastan todas estas disculpas, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores han sido primero niños (pero pocas de ellas lo recuerdan). Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria: A LEON WERTH cuando era niño.” (El Principito, editorial Ideas Unidas, Cochabamba – Bolivia)



¡Nada hay más triste que encontrar a un niño sólo y perdido, en su diminuto planeta, frente a la bastedad del universo! El Principito tan solo puede hablar con la rosa déspota a la que prodiga cuidados en su pequeño planeta. Está ocupado con el mantenimiento de los tres volcanes (dos activos y uno apagado), que le llegan a media rodilla. Y por las tardes se deleita viendo el atardecer tantas veces como quiera moviendo unos pasos la silla.


Este remanso de paz se transtorna debido a las incesantes reclamaciones de la flor, que hacen al joven príncipe preguntarse qué habrá más allá de su pequeño planeta y salir a explorar el universo y hacer nuevos amigos. 

En este viaje llegará a sentir como la amistad que, sin dar-se cuenta, mantenía con la rosa, es un tesoro que hay que cuidar pues nos llega a domesticar y como, precisamente por el mismo motivo, nos sentimos unidos en el proceso que posibilita el desarrollo de la libertad y la plenitud humana.  


Y de regalo:
Enlace a las actividades realizadas en Terrassa el verano pasado.

La película de 1974:

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