Los
secuestradores de burros, (The
donky rustlers),
del escritor británico Gerald Durrell
es una entretenida novela de ficción con un punto de humor que nos
presenta el mundo de los niños como mucho más sensato que el de los
adultos.
Amanda
y David pasan el
verano junto a sus padres en el pueblo costero de Kalanero, en la isal griega Melisa. Como no son sus primeras vacaciones tienen amigos y se
siente queridos por los lugareños. Concretamente está un muchacho
de casi su misma edad, Yani, con quien arranca la historia. Yani es
un muchacho que recién ha perdido a su padre, el cual poco antes de
morir había contraído una deuda con el alcalde del pueblo. Amanda
y David quieren ayudar a Yani pues el alcalde le pide, a cambió de
la deuda de su padre, las tierras que esté dejó al muchacho para su
sustento. Amanda y David lo encuentran totalmente injusto e idean un
plan para que Yani pueda devolver el dinero sin tener que perder sus
tierras: secuestrar el único medio de transporte existente en el
pueblo, los burros.
Amanda es una muchacha típicamente inglesa, muy guapa que tiene admirado a Yani, el cual la encuentra elegante y
encantadora. Entre ellos podemos entrever una bonita e inocente
historia de amor que todavía está por salir. Además es
inteligente y con mucho carácter, como bien expresa su gran decisión
y sensibilidad ante los acontecimientos que entre todos se van
encontrando. Es la autora de la idea del secuestro de los burros por
lo que nos da una idea de su gran imaginación. Pensamos que el trato
con sus “especiales” papas hace de ella una pequeña mujer
decidida y resolutiva.
Amanda
tiene un verdadero aliado: su hermano pequeño David. Él le sigue en
todas sus propuestas y ella tiene en cuenta las suyas pues le dan ese
toque de ayuda para sentirse la hermana mayor sin que ello sea un
peso excesivo. Es como si fuera su otro “yo”, que le ayudase a
conformar su propuesta, idea, acción… Tienen, pues, una relación
de iguales que se complementan y crecen. Amanda, como ideóloga del
secuestro, es un personaje que va trasmitiendo la evolución de una
idea y todo lo que concierne a esta. No siempre una idea se cumple de
la manera que se piensa ya que a lo largo de la evolución de ésta
van apareciendo nuevos elementos y es necesario ser flexible, para decidir si son son solucionables o hay que utilizar otro camino. Amanda, al idear el
plan de secuestrar a los burros, pone en marcha su imaginación y su propio criterio de justicia para dar una lección ética hacia todas
aquellas personas (adultos) que no actúan de acuerdo a los
principios de solidaridad y justicia social.
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